El dueño de una empres que se limita a ser jefe y a ordenar tareas corre el riesgo de que su negocio entre en crisis.

Ni vertical, ni horizontal, el liderazgo es sistémico. Se puede ser un buen lider en un contexto, y pésimo en otro. Sin embargo, es cada vez más necesario incorporar prácticas de liderazgo en las empresas. Es parde la profesionalización de la Pyme y condición no sólo para su rentabilidad sino para su supervivencia.

Hoy en día, liderazgo es sinónimo de rentabilidad y competitividad. Si no existe un buen liderazgo, es muy factible que la competencia pase por al lado corriendo y no cueste mucho alcanzarla. También es posible que el mejor cliente deje de comprar. Un mal liderazgo se ve reflejado en el bolsillo.

El lider es aquel que logra que las personas hagan algo que quizás ni sabían que podían hacer. El líder no es el que da una orden sino el que hace que la otra persona se apasione por lo que está haciendo.

Cada vez son más las pymes que están incorporando conceptos de management y liderazgo. Pero la clave es que todavía hay una gran falla en la delegación de tareas y trabajo en equipo. Es decir, se puede trabajar de manera muy abierta, pero si despues todo se hace como el dueño quiero o el hijo del dueño dice, no tiene sentido. Seguimos teniendo el mismo problema o aún más grave.

El liderazgo y el delegar van de la mano. Esto se ve reflejado en la confianza. Es necesario salir del círculo íntimo, del amigo de toda la vida que hace a veces hasta de contador sólo por la confianza que genera y no por su profesionalidad. Quizás haya llegado el momento de que además de confianza el profesional agregue una cuota de valor. Es decir, que la empresa tenga el mejor contador; aquel que llama no sólo para avisar que mañana vence tal o cuál declaración jurada sino quel que desde principio de año se encuentra pensando una estrategia impositiva, tributaria y contable en pos de un beneficio netamente para la empresa.

Los cambios más grandes que se han dado en lo que va del siglo XXI no vienen de la mano de la tecnología sino de la expanción del concepto de ser humano. La tecnología tiende a convertirse en un commodity y el agregado de valor para una pyme va a ser lo que diferencia una empresa de otra. Y esto se logra con el aporte de sus integrantes.

La incapacidad de escucha que, particularmente tenemos los argentinos, atenta directamente contra un buen liderazgo.  Todo el tiempo se está tratando de completar la frase al otro. Es evidente que se posee un capacidad muy reducida de escucha. Se está muy acostumbrado a hablar de manera propositiva, es decir, escuchar para porponer o ver cuáles de las palabras que dicen sirven para crear un argumento que valide mi discurso. Esto, es muy diferente a escuchar para entender, para distinguir desde qué lugar está hablando la otra persona, para descifrar qué lo motiva, para saber cuáles son sus inquietudes y qué busca satisfacer.

Lo real es que con una visión holística, el líder de una pyme tiene que liderar sistemáticamente y juntar a todos. En las pymes de la vieja guardia, la tendencia es que el dueñode la empresa se junte uno a uno con cada referente. Pero el liderazgo 360, es liderazgo entre pares, colaboradores y en muchas ocaciones con los propios jefes.